Soy una mujer que ha raíz de varias crisis ha visto nacer proyectos; es por eso que me atrevo un poco a decir que siempre en las crisis hay oportunidades.
A veces vamos por la vida con la misma rutina de siempre… vivimos una vida cómoda, «normal», pero de repente llega algo que hace que todo se nos salga de las manos, nos descontrola en todo los aspectos; emocional, físico y económico. ¿Qué es lo que sucede ahora? Entramos en crisis; nos sentimos encerrados en un espacio de cuatro paredes sin puerta, ahí estamos… sentados en el piso mirando hacía abajo sin saber qué hacer, quizás llorando de tristeza, miedo o desesperación. ¡Y se vale! Se vale llorar, gritar… ese es el primer síntoma ante una crisis. Estamos atravesando algo nuevo, algo desconocido que no sabemos a qué nos llevará. El siguiente paso es aceptar que estamos pasando por eso y después ¿qué viene?… las oportunidades; buscar una puerta, hacer una puerta para salir de ese espacio de cuatro paredes.
Les voy a platicar algunas crisis que he pasado a lo largo de esta corta vida de treinta años y que solamente estando en ellas pude generar ideas para nuevos proyectos.
Mi primer emprendimiento nació cuando estaba en la universidad, a mitad de la carrera mis papás ya no podían costear mis estudios y habría que buscar otra alternativa. Me puse súper triste porque estaba estudiando en la universidad que quería la carrera que quería y no quería renunciar a eso por cuestiones económicas. Le di mil vueltas a la cabeza, hice varias propuestas para ver cuál se ajustaba mejor para que yo pudiera seguir estudiando. Enliste mis conocimientos y vi cuál de ellos me podía funcionar para generar dinero. Yo tenía un ligero conocimiento de costura y tenía una maquina de coser, así que decidí emprender. Compré telas de kilo; que son saldos de telas de fábricas textiles, eran muy económicas. Así que me puse a hacer prendas y a levantar pedidos con mis amigos. Ese fue la primera crisis económica dónde nació una oportunidad.
Otra crisis que tuve fue ya siendo mamá. Renuncié a mi trabajo y estuve un año trabajando de freelance; no podía regresar a un trabajo full-time porque tenía que estar con mi hija. Así cómo llegaban proyectos se iban, además pasaba que eran proyectos que no me hacían feliz. Proyectos que haces solo para tener ingresos, así que entré en crisis. No sabía que hacer que me hiciera feliz, que me diera tiempo para estar con mi hija, que se adaptará a mis ideales… y que aparte me generará dinero. Y fue así que nació un proyecto que quiero mucho: Puerto Bazar, una feria de talento. Un evento que me ha permitido organizarme cómo mamá y profesionista, que me genera dinero (no mucho jaja) y que me hace feliz.
Todos tenemos crisis, unos más fuertes que otros… pero de todas las crisis vienen oportunidades. Oportunidades que nos hacen crecer.